El Papa Benedicto XVI escribió una carta preciosa a los niños de la Infancia Misionera en agradecimiento de su ayuda al mismo pontífice

El Papa Benedicto XVI escribió una carta preciosa a los niños de la Infancia Misionera en agradecimiento de su ayuda al mismo pontífice

  • On 9 de enero de 2023

En 2007, el Papa Benedicto XVI realizó un viaje apostólico a Austria con ocasión del 850 aniversario de la fundación del Santuario de Mariazell. Tras el rezo del Ángelus, según informa la Agenzia Fides, el Papa se dirigió a los niños de la Infancia Misionera y les escribió una carta para agradecerles personalmente toda la ayuda que le presentaban a él mismo.

«Os agradezco de corazón las cartas y los dibujos que habéis querido regalarme como signos de vuestro afecto y cercanía a mi misión. Expresan aquellos sentimientos de fe y amor por los que Jesús amaba tanto a los pequeños y los acogía con los brazos abiertos, señalándolos como ejemplo a sus discípulos». Luego Benedicto XVI continuó: «Deseo deciros que aprecio mucho vuestro compromiso con la Infancia Misionera. Veo en vosotros pequeños colaboradores al servicio que el Papa presta a la Iglesia y al mundo: me apoyáis con vuestras oraciones y también con vuestro compromiso de difundir el Evangelio». 

Benedicto XVI recordó entonces que muchos niños todavía no conocen a Jesús, y por desgracia otros tantos no tienen lo necesario para vivir: comida, asistencia sanitaria, educación; a muchos les falta paz y serenidad. «La Iglesia les presta una atención especial, sobre todo a través de los misioneros; y también vosotros os sentís llamados a ofrecer vuestra contribución, tanto personalmente como en grupo», prosiguió la carta del Papa, «¡la amistad con Jesús es un don tan hermoso que no se puede guardar para uno mismo! Quien recibe este don siente la necesidad de transmitirlo a los demás; y así el don, compartido, no disminuye sino que se multiplica. ¡Seguid así! Estáis creciendo y pronto os convertiréis en adolescentes y jóvenes: ¡no perdáis vuestro espíritu misionero! Mantener una fe siempre clara y auténtica, como la de San Pedro».

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