El misionero que estuvo cerca de conseguir el Premio Nobel de la Paz por vivir la fraternidad

El misionero que estuvo cerca de conseguir el Premio Nobel de la Paz por vivir la fraternidad

  • On 10 de mayo de 2024
Pedro Opeka, misionero
P. Pedro Opeka, misionero

El Papa se reúne hoy y mañana con treinta premios Nobel para ver cómo la fraternidad puede calar en el mundo en la segunda edición del Encuentro Mundial sobre Fraternidad Humana (WMHF), organizado por la Fundación ‘Fratelli Tutti’ y titulado ‘#BeHuman’. Y quien precisamente trabaja por esa fraternidad en territorios de misión es el padre Pedro Opeka, el sacerdote paúl argentino que fundó Akamasoa en 1989, conocido por su labor social en Madagascar, que fue nominado precisamente para el Premio Nobel de la Paz de 2021. Janez Janša, el primer ministro de Eslovenia, anunció entonces que había nominado a Opeka para el Premio Nobel de la Paz 2021 por su dedicación a “ayudar a las personas que viven en condiciones de vida espantosas”.

La asociación Akamasoa, que significa “buen amigo”, ha proporcionado 4.000 casas a personas sin hogar y familias y ha ayudado a educar a 13.000 niños y jóvenes. El Papa Francisco visitó la “Ciudad de la Amistad” de Opeka, construida sobre un basurero en las afueras de la capital de Madagascar, Antananarivo, durante su visita apostólica al país en septiembre de 2019.

Pedro Pablo Opeka nació en Buenos Aires, Argentina, en 1948. Sus padres eran refugiados de Eslovenia que emigraron tras imponerse el régimen comunista en Yugoslavia. A los 18 años ingresó al seminario de la Congregación para la Misión de San Vicente de Paúl, en la ciudad de San Miguel, Argentina. Dos años más tarde, viajó a Europa para estudiar Filosofía en Eslovenia y Teología en Francia. Luego pasó dos años como misionero en Madagascar. En 1975 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Luján y en 1976 regresó a Madagascar, donde ha permanecido hasta el día de hoy.

La situación desesperada de tantas personas en los suburbios de Antananarivo, especialmente en los vertederos, de los que tanta gente vivía, le llevó a fundar aldeas, escuelas, bancos de alimentos, pequeñas empresas e incluso un hospital para atender a los pobres a través de la asociación Akamasoa. Con la ayuda del extranjero y el trabajo de la gente de Madagascar, Durante la pandemia de coronavirus, Opeka ha estado trabajando para ayudar a las familias que han caído aún más en la pobreza como consecuencia de las medidas de coronavirus. El misionero expresó su gratitud al Papa Francisco por su llamamiento a los países ricos a cancelar la deuda de los países pobres, en este momento de pandemia.

Esta no fue la primera vez que el padre paúl recibió una nominación para el Premio Nobel de la Paz. Los representantes del Parlamento esloveno lo nominaron también en el 2012.

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