¿Qué valor tienen las apariciones marianas en territorio de misión? Conoce la única aprobada en África

¿Qué valor tienen las apariciones marianas en territorio de misión? Conoce la única aprobada en África

  • On 17 de mayo de 2024
Nuestra Señora de Kibeho (Ruanda)

El Vaticano acaba de publicar un documento que recoge nuevas normas a la hora de certificar la veracidad de las apariciones. Uno de los puntos más importantes es que, a partir de ahora, las posibles apariciones deberán estar también respaldadas por el propio Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Además, estos fenómenos podrán tener hasta 6 estadios o posibilidades, que van desde una negación total por parte de la Iglesia hasta un reconocimiento de los signos del Espíritu Santo, aunque se cierra la puerta a certificar de manera explícita y definitiva la veracidad de las apariciones. 

A raíz de este tema, desde Supergesto os animamos a conocer tres presuntas apariciones de la Virgen María en territorio de misión. 

Nuestra Señora de Kibeho (Ruanda) – 1981-1989

Más de una década antes de la masacre de Ruanda, tres niñas de la diócesis de Gikongoro tuvieron varias visiones de la Virgen María. Ocurrieron dentro de la escuela donde estudiaban, y debido a que eran muy jóvenes (la primera de las videntes apenas tenía 16 años), ni las autoridades escolares ni las religiosas creyeron su historia. 

Las apariciones aprobadas por la Iglesia duraron dos años. Las posteriores quedaron fuera del visto bueno del arzobispo, que en 1988 aprobó la devoción pública. Trece años después, en 2001, llegaría la aprobación oficial. 

En cuanto a los mensajes, la Madre del Verbo o Nuestra Señora de los Dolores (con estos nombres se dió a conocer a las niñas) hizo mucho hincapié en la paz. Aseguró que si Ruanda no aceptaba a Dios, habría “ríos de sangre”, mensaje que se hizo realidad pocos años después, en 1994, cuando el gobierno quiso acabar con la población tutsi, aniquilando al 70% en tan solo unos meses. 

En unas visiones que duraron varias horas, las jóvenes videntes presenciaron cómo personas se mataban unas a otras, y cómo un montón de cuerpos eran arrojados a los ríos. Los testigos que presenciaron esas visiones lo narran como un momento de mucha tristeza y temor. 

Nuestra Señora de Akita (Japón) – 1973-1975

En junio de 1973 en la localidad de Akita, al norte de Japón, una religiosa llamada sor Agnes Sasagawa estaba rezando en la capilla de su convento cuando vió rayos de luz que salían del sagrario. Después de ese día y en tres ocasiones, la Virgen habló a sor Agnes para darle varios mensajes, entre los que promovía el rezo del Rosario y el sacrificio. 

Sin embargo, lo más llamativo de estas apariciones quizás sea todo lo que le ocurrió a la imagen de la Virgen María a la que Sor Agnes rezaba. Primero, varias hermanas del convento descubrieron que la imagen tenía gotas de sangre en la mano derecha. Unos meses después, la sangre paró, pero comenzó a sudar por la frente y el cuello. En 1973 la Virgen le dió su último mensaje a sor Agnes, aunque continuó con los signos: en 1975 la talla empezó a llorar, y lo repitió más de cien veces hasta 1981. 

Otro de los milagros fue la curación de la religiosa, que sufría de una sordera que se le quitó de manera repentina, sin que la ciencia pudiera explicarlo. 

La sangre, sudor y lágrimas de la imagen y la curación de sor Agnes sirvieron para que en 1984 el obispo de la diócesis permitiera la devoción pública. Cuatro años después, en 1988, el entonces Prefecto para la Doctrina de la Fe y futuro papa, el cardenal Joseph Ratzinger, aprobó las apariciones de Nuestra Señora de Akita. Aún serían presuntas apariciones, ya que nunca tuvieron una aprobación por parte de un papa. 

Nuestra Señora de La Vang (Vietnam) – 1798-1898

En 1798 Vietnam vivió una terrible persecución religiosa, en la que el propio rey emitió un edicto en el que mandaba destruir todas las iglesias y seminarios, pretendiendo acabar así con todas las comunidades y con toda la fe católica. 

Los fieles se vieron obligados a huir, refugiándose en los bosques de La Vang. Allí la persecución continuaba, aunque sirvió para resguardar a las familias. Durante ese tiempo exiliados en el bosque pasaron frío y hambre, y muchos murieron a causa de enfermedades y bestias salvajes. Sin embargo, ellos seguían reuniéndose todas las noches por grupos para rezar el rosario. Una de esas noches, mientras rezaban, presuntamente se apareció la Virgen vistiendo un largo manto, con un niño en brazos y dos ángeles a los lados. Los presentes la reconocieron como Nuestra Santísima Madre. 

En siguientes apariciones, la Madre les ayudó a sobrevivir y les dió ánimos. Los propios cristianos construyeron allí una capilla, y se fue corriendo la voz sobre las apariciones. Sin embargo, la persecución seguía en curso, y muchos murieron mártires al salir de La Vang. 

No fue hasta casi un siglo después cuando terminó la persecución, y el obispo de la diócesis pudo reavivar la comunidad que se había creado en torno a las apariciones. Debido a que se encuentra en una zona de difícil acceso, tardaron 15 años en construir un templo. A la inauguración del templo en 1901 acudieron unas 12.000 personas, y duró hasta tres días.

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