Editorial III: Llega La Fiesta, ¿paras o pasas?
- On 5 de abril de 2023
Si estudias, ahora vienen unos días de “vacaciones”, tal vez también sea así si trabajas. Suelen ser días para viajar, para ver esas series que te han recomendado y todavía no has podido ver, para ir al pueblo o volver a casa… ¿o no? Lo cierto es que a todos nos une algo: lo sepamos o no, lo creamos o no, lo vivamos o no… ¡Cristo ha muerto y ha resucitado por ti, para liberarte y para salvarte!
Seguramente ya lo sabías, pero debería ser algo que nunca dejara de asombrarnos, de fascinarnos, pues es algo que cambia radicalmente la vida de toda persona. Es la mayor historia jamás contada y que encima traspasa la “cuarta pared”, pues no eres un mero espectador, sino que eres protagonista de lo que allí ocurrió y ocurre. Es una historia que, narrada en episodios diarios, te interpela y te transforma. Es por ti.
Siguiendo la jerga cinéfila, la Semana Santa no es para vivirla como espectadores en modo “sofá, manta y peli”. En estos días oramos y celebramos los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Es el momento central de nuestro calendario como cristianos; es el epicentro que da sentido a nuestra fe. Por eso nuestra participación debe ser total. Pero, Dios te hizo libre, así que aquí tú eliges. Como una vieja campaña de Burger King decía “¿Paras o pasas?”.
¿Cómo vas a dedicar estos días? ¿Vas a “pasar” como Pilato, cediendo a la voluntad y exigencias de la multitud, o vas a “parar” como el Cirineo, acompañando a Jesús y ayudándole en su misión? ¿Quieres participar de la vida del resucitado?
Si optas por “la segunda pastilla” (cual Neo en Matrix), optarás por una vida que no es ya para uno mismo, es una vida por Dios para el prójimo, una vida entregada especialmente por quienes más lo necesitan; y este es el camino de la Vida. Pero no es un camino triunfal sino que, como redescubrimos cada Semana Santa, es a través del Via Crucis.
El Papa, este Domingo de Ramos, nos recordaba cómo Jesús también experimentó el abandono. Y esto lo hizo para no que nunca sintiéramos lo mismo, pues Él está a nuestro lado para siempre. Por eso, “Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados”. Y hoy hay tantos ‘cristos abandonados’…
Hoy que está perseguido, olvidado, denostado… Vamos a acompañarle, para que Él nos acompañe siempre. Vamos a seguirle, a celebrarle, en esta semana grande y siempre, y así estaremos anunciándole, acercándole al mundo desde nuestra vida y acción en el mundo. Especialmente en quienes viven un “viacrucis permanente”.
Pero esta tarea no es solo tuya o mía. Es de todo el pueblo de Dios. Es una llamada que todos recibimos y una misión de la que todos somos protagonistas. Creo que es precioso saber que esto es algo que nos une a todos, en la fraternidad de los hijos de Dios, hermanos todos en su sentido más amplio. La celebración y la misión. Y, con ello, sabemos que hay quienes todavía hoy no han oído hablar de Jesús o no le conocen verdaderamente, no se han encontrado con este Dios que es amor infinito y entrega por nosotros. Por eso, no podemos dejar de participar en la labor misionera de la Iglesia, de sostenerla, para que nadie deje de conocer que Cristo ha muerto y ha resucitado por nosotros. Y, para eso, también es necesario que cada iglesia local tenga los recursos materiales y personales para poder llevar este anuncio adelante. Por eso existe la Jornada de Vocaciones Nativas, que celebramos el próximo 30 de abril. Que se encarga de apoyar la formación de los jóvenes en territorios de misión, para que ninguna vocación se pierda por falta de recursos y, en estos lugares, haya quien pueda llevar la Buena Nueva del Evangelio que tú y yo celebramos.
Qué bueno es poder vivir en un lugar donde, a pesar de las crecientes dificultades, la Iglesia, gracias a nuestra generosidad, puede dar formación a aquellos jóvenes que responden a la llamada que Dios les hace en las vocaciones concretas de ser religiosa, religioso o sacerdote. Y qué bonito sería que tú, como joven, en este tiempo de Pascua, te sumaras a esta campaña que vela por los jóvenes (personas e iglesias) que no tienen la misma “suerte” que nosotros, pero a las que Cristo también ama, llama y quiere hacerse presente en su vida e historia.
Tú decides si dedicas estos días a meditar los misterios que transforman tu vida (y la de toda la humanidad), a vivir la Pascua, ser misionero y acompañarle en todo momento y lugar, o a “estar de chill”. ¿Paras o pasas?