España, la primera globalización
- On 24 de enero de 2024
Por Pablo de Mergelina
El documental ofrece nuevas lecturas sobre el período histórico iniciado en el reinado de los Reyes Católicos, el descubrimiento de América y el posterior devenir de la historia de España, desmontando la leyenda negra en un momento tan necesario como el actual.
Apasionante documental histórico que mira con objetividad y legítimo orgullo el pasado de España, condición indispensable para construir el futuro. Ello frente a la frecuente costumbre nacional de practicar el autoflagelo y pensar que todo lo hemos hecho mal, o casi, un complejo de inferioridad alimentado por una aceptación más o menos consciente y sin espíritu crítico de la tosca mirada de la leyenda negra, que no era otra cosa que la propaganda de potencias extranjeras, que trataban de vencer a España y su imperio en un terreno que manejaban mejor que su rival. Son cuestiones ejemplares de cómo se ha deformado con lamentable éxito la realidad histórica la expulsión de los judíos o la acción de la inquisición.
Con su título “España. La primera globalización”, el director y guionista José Luis López-Linares deja clara su intención de señalar un logro que no se ha tenido demasiado en cuenta en el imaginario contemporáneo, y es que el fenómeno “nuevo” de la globalización no es tan nuevo: España, sobre todo en el siglo XVI con el avance de su presencia en América, la vuelta al mundo y la ruta de las especias con la relación comercial con China vía Filipinas, la introducción de la plata como patrón de intercambio mundial, y sobre todo la integración de unos territorios que no eran colonias en el sentido anglosajón y francés, sino réplicas de las estructuras de la corona española, fue un adelantado de lo que ahora vemos facilitado con los avances tecnológicos.
El cineasta arma un relato sólido y bien estructurado, que se apoya en los comentarios de cuarenta expertos historiadores, españoles y extranjeros, entre ellos Elvira Roca, Pedro Insua, Marcelo Gullo, Manuel Lucena, Ricardo García Cárcel, Fernando García de Cortázar, Carmen Iglesias o Stanley G. Payne. De modo que sin negar la comisión de errores, propios por otra parte de la condición humana, se ponen en valor aportaciones como el mestizaje, las leyes de indias y los fundamentos del derecho internacional, la evangelización, la creación de universidades mucho antes de que el mundo anglosajón pensara siquiera en poner las suyas en América… Y aparcando cualquier tipo de complejos se señala la categoría de personajes de la talla de los Reyes Católicos, Hernán Cortés y Fray Junípero Serra, por citar unos pocos que han visto manchada su memoria injustamente.
López-Linares aprovecha bien su ajustado presupuesto ilustrando con imágenes de América y la arquitectura colonial, de películas antiguas que recrean hechos históricos, y recoge las declaraciones de los expertos en sus lugares de trabajo, algunos tan sugestivos como la Biblioteca de El Escorial.