El sueño universitario que entra en la vida adulta: ASU se transforma en ‘Komera’ para “animar a conseguir grandes cosas” en Burundi
- On 14 de noviembre de 2025
Tras 18 años de misión en Burundi, ASU llega a su fin… para dar vida a algo nuevo: Komera, un proyecto con una imagen renovada pero con la misma esencia de siempre.

Hace apenas una semana, la Asociación Solidaria Universitaria —responsable de llevar a miles de jóvenes a experiencias de misión en Burundi— anunció el cambio de su histórico nombre por uno nuevo. Desde Supergesto hemos hablado con Carlos Bobillo, responsable de la asociación, para entender el motivo de esta decisión. Bobillo se encuentra actualmente de misión en Venezuela y, desde el Amazonas, ha compartido cómo está viviendo esta nueva etapa.
“Nos daba pena cambiar el nombre, porque nos ha acompañado durante 18 años y porque explicaba muy bien nuestro origen”, reconoce Carlos, recordando que ASU nació como un grupo de universitarios “que nos juntábamos para cambiar el mundo”. Sin embargo, todo evoluciona: “Esos universitarios hemos crecido, y ahora somos mucho más y muchos más”. Esa transformación hacía necesario un nombre que reflejara la realidad actual del proyecto. Además, admite que “Asociación Solidaria Universitaria era difícil de recordar y de buscar; por eso muchos nos llamaban directamente ‘los de Burundi’”.
Un nombre es más que un adorno
Cambiar un nombre puede parecer algo secundario, pero Carlos Bobillo subraya su importancia: “Desde antes de nacer, nuestros padres piensan en qué nombre ponernos. Y para los creyentes —añade— es una cuestión fundamental, porque Dios nos conoce y nos llama por nuestro nombre”.
Inspirándose en el recientemente canonizado Carlo Acutis, Carlos recuerda que “todos somos únicos y estamos llamados a la autenticidad, no a ser fotocopias”. Por eso, el nuevo nombre debía conservar vivo lo más auténtico del proyecto.

Mirar al futuro sin perder la esencia
Cuando una realidad cambia, el primer temor suele ser alejarse de sus raíces. En ASU, sin embargo, no ha sido así. “Nos dimos cuenta de que cambiar no significaba olvidar quiénes somos”, explica Bobillo.
El momento, además, era simbólico: este año cumplen su mayoría de edad, un tiempo natural para abrir nuevos horizontes. El proceso ha sido lento y reflexionado: “Ha sido un camino de unos dos años; no teníamos prisa y queríamos hacerlo bien”.
“El ánimo para conseguir grandes cosas en la vida”
Todo llevó finalmente a una palabra que resume el espíritu que los ha guiado durante casi dos décadas en Burundi: Komera —con acento en la primera ‘o’—. “Decidimos que la palabra sería ‘Komera’, porque representaba esa valentía, fuerza y esperanza que hemos vivido allí todos estos años”, afirma Carlos.
Komera significa literalmente “el ánimo para conseguir grandes cosas en la vida” en kirundi, el idioma de Burundi. Aun así, Carlos matiza que “no existe una traducción exacta a otros idiomas”. Lo que sí es universal es su uso cotidiano: “Es una palabra muy popular; la escuchas en todas partes. La dicen los niños en la escuela, los mayores en la casa de las ‘sisters’, los agricultores en los arrozales… todo el mundo”.
Con esta nueva imagen, Komera inicia una etapa en la que espera seguir acompañando a miles de jóvenes a descubrir la belleza de la misión y de la entrega en Burundi, un país tan pobre como extraordinariamente bello. Jóvenes que, aunque ya no sean universitarios, conservan el mismo impulso que en los comienzos y continuarán, por mucho tiempo, haciendo pocas cosas, pero con mucho amor.





