La Jornada de la Juventud debe ser una “experiencia misionera”
- On 20 de mayo de 2021
La misión es uno de los ejes básicos que el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha recogido en el documento sobre las Orientaciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares.
Estas orientaciones recuerdan que la institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido “una gran intuición profética de san Juan Pablo II”, así como que el papa Benedicto XVI destacó “cómo estos acontecimientos representan un don providencial para la Iglesia” y que también “para el papa Francisco, las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen un impulso misionero de extraordinaria fuerza para toda la Iglesia y, en particular, para las generaciones más jóvenes”.
Si bien las celebraciones internacionales suelen tener lugar cada tres años, en las Iglesias particulares se celebran en muchos casos anualmente, lo que tiene un gran significado y valor no solo para los jóvenes, sino para toda la comunidad eclesial local, al convertirse en una “fiesta de la fe” y una oportunidad de sensibilizar y formar a toda la comunidad eclesial en la misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones.
Las orientaciones pastorales pretenden, por ello, animar a las Iglesias particulares a que aprovechen cada vez más la celebración diocesana y a que la consideren una ocasión propicia para planificar y llevar a cabo, de forma creativa, iniciativas que muestren que la Iglesia considera su misión con los jóvenes “una prioridad pastoral histórica, en la que invertir tiempo, energías y recursos”, pues los jóvenes quieren participar y ser apreciados, sentirse coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia. Se recuerda que el papa Francisco quiso relanzar la celebración de la jornada de la juventud en las Iglesias particulares y anunció que, a partir de 2021, esta celebración, que tradicionalmente se vivía en el Domingo de Ramos, se celebrará en el domingo en el que tiene lugar la solemnidad de Cristo Rey.
En resumen, los “puntos clave” que se resaltan son: “la Jornada de los jóvenes debe ser una ‘fiesta de la fe’; debe ser una ‘experiencia de Iglesia’, debe ser una ‘experiencia misionera’; debe ser una ‘ocasión de discernimiento vocacional’ y una ‘llamada a la santidad’; debe ser una ‘experiencia de peregrinación’; debe ser una ‘experiencia de fraternidad universal’”.
Respecto de la misión, se afirma que la Jornada Mundial de la Juventud “ha demostrado ser una excelente oportunidad para que los jóvenes tengan una experiencia misionera” y se propone el mismo modelo para la jornada diocesana porque “como dice el papa Francisco ‘la pastoral juvenil debe ser siempre una pastoral misionera’”. En este sentido se proponen diversas iniciativas para fomentar el testimonio cristiano de los jóvenes, el voluntariado y el servicio gratuito.
Es muy importante el reconocimiento que contiene el documento al interés misionero y a la iniciativa de los jóvenes para la misión. Desde las Obras Misionales Pontificias se ha fomentado la dimensión misionera de las jornadas mundiales de la juventud en Colonia, Madrid, Rio de Janeiro… con diferentes iniciativas. Sería muy interesante que, con motivo de estas celebraciones tanto mundiales como diocesanas, el espíritu misionero de los jóvenes fuera recogido, fomentado y presentado como uno de los signos de vitalidad de la Iglesia.