Cada año, aunque para el común de los mortales es algo desconocido, la Iglesia
convoca una Jornada Mundial de la Juventud que se celebra a nivel diocesano en la
fiesta de Cristo Rey, a finales de noviembre. Esta tradición instaurada por San Juan
Pablo II, fue el germen de la JMJ tal y como hoy se conoce.

En este sentido, el Santo Padre, unos meses antes, publica un mensaje para toda la
juventud, y este año, a las puertas del Jubileo de Roma, ha sido uno de los más
sonados.

En primer lugar y apelando a uno de sus mensaje más clásicos, Francisco llama a los
jóvenes a “no ver la vida desde el balcón”, asegurando que “para ustedes, los jóvenes,
no puede ser suficiente”. Como contrapartida, el pontífice asegura que tampoco se
trata de caer en un “activismo vacío, que nos lleva a llenar el día con miles de cosas, y
a pesar de ello, tener la sensación de nunca hacer lo suficiente y nunca estar a la
altura”.

Por eso, el punto medio está en, como hacen los peregrinos, mantenerse siempre
caminando en la vida y caminando hacia la meta de la santidad. “¡Prefiero
el cansancio de quien está en camino que el hastío de quien permanece detenido y sin
deseo de caminar!”, ha sido una de las frases clave del Papa Francisco en este
mensaje, quien haciendo alusión al Jubileo y su lema (‘Peregrinos de esperanza’),
llama a los jóvenes, como siempre, al movimiento.

¿Cuál es la diferencia entre un turista y un peregrino?

“Que vuestro caminar no sea simplemente un pasar por los lugares de la vida de forma
superficial: sin captar la belleza de lo que van encontrando, sin descubrir el sentido de
los caminos recorridos, capturando breves momentos, experiencias fugaces para
conservarlas en un selfie. El turista hace esto. El peregrino, en cambio, se sumerge de
lleno en los lugares que encuentra, los hace hablar, los convierte en parte de su
búsqueda de la felicidad”, así es como el Papa Francisco deja bien clara la diferencia
entre estas dos figuras que a veces se mezclan.

¿Para qué vas a las actividades de tu parroquia? ¿Por qué te vas de misión? ¿A qué vas
a ir al jubileo? El Papa insiste en la necesidad de que los jóvenes no pasen por todas
estas actividades y propuestas de la Iglesia como simples turistas, sino que haya
realmente una voluntad de involucrarse.

La Plaza de San Pedro: Un abrazo de la Iglesia, un abrazo de misericordia

El Santo Padre concluye su mensaje con una imagen a tener en cuenta para el Jubileo
de Roma: “Al llegar a la Basílica de San Pedro, en Roma, se atraviesa la plaza que está
rodeada por la columnata diseñada por el famoso arquitecto y escultor Gian Lorenzo
Bernini. La columnata, en su conjunto, tiene la forma de un gran abrazo: son los dos
brazos abiertos de la Iglesia, nuestra madre, que acoge a todos sus hijos.

En este próximo Año Santo de la Esperanza, los invito a todos a experimentar el abrazo del
Dios misericordioso, a experimentar su perdón, la remisión de todas nuestras ofensas
interiores, como era tradición en los jubileos bíblicos. Y así, acogidos por Dios y
renacidos en Él, conviértanse también ustedes en brazos abiertos para tantos de sus
amigos y coetáneos que necesitan sentir, a través de vuestra acogida, el amor de Dios
Padre. Que cada uno de ustedes regale aunque sea una sonrisa, un gesto de amistad,
una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, sabiendo que, en el
Espíritu de Jesús, esto puede convertirse en una semilla fecunda de esperanza”.