Peregrinar a Javier. Peregrinos de la esperanza.

  • On 14 de febrero de 2025
Óscar Azcona, delegado de misiones de la Diócesis de Pamplona, en Javier

Desde hace 85 años, la Diócesis de Pamplona y Tudela, se pone en camino a la cuna del patrón de Navarra y patrón universal de las misiones San Francisco de Javier. Muchas personas mayores, jóvenes y niños; en familia, con el colegio, con la parroquia, con el grupo de fe o en soledad cogen su mochila, se calzan sus zapatillas deportivas o sus botas y realizan un camino que tiene como punto de partida cualquier punto de la geografía de Navarra o desde Pamplona, su capital.

Todos los fieles que formamos parte de esta tierra y muchos otros que se han incorporado con el paso de los años desde otras zonas de España son llamados por el obispo de esta Iglesia a peregrinar hasta el castillo de Javier que, fue su casa y el escenario de sus primeros años de vida.

La vida es camino, y desde la fe la concebimos como una verdadera peregrinación a hacia Dios-Padre, hacia la Vida Eterna, y lo hacemos de la mano de Jesús, el Señor. Las Javieradas en Navarra, como el Camino de Santiago o este año Jubilar de la Esperanza que, el Papa a convocado para peregrinar a Roma, son formas de mostrar está verdad del ser humano. Si, somos peregrinos. Esta es nuestra realidad.

Una advertencia que hacía el Papa Francisco al convocar este Jubileo que nos propone peregrinar a Roma es que no caigamos en la tentación de convertirlo en una ocasión de turismo. Yo lo afirmaría y advertiría también para las Javieradas en Navarra. Quizás algunos la realizan con una motivación poco espiritual y pueden tener como fundamento el consumo de una experiencia a nivel humano: de amistad, de ocio, o de carácter deportivo. Es verdad que todos son bienvenidos a Javier, traigan la motivación que sea.

Pero un joven creyente, y cualquiera que se anima a participar, ha de hacerlo con un verdadero espíritu de peregrinación. No podemos olvidar que esta marcha a Javier se realiza en el tiempo de la Cuaresma que nos recuerda aquella larga peregrinación del pueblo de Israel hacia la tierra prometida. Un camino donde el pueblo se fue purificando, renovando y aprendiendo a ser el pueblo de Dios.

En tantos años caminando hacia el castillo de Javier, veo que peregrinar es hacer camino con otros, y apoyarse en otros. Como en la vida en las javieradas ocurren percances, caídas; algunos puede despistarse del camino y que grande es sentirse arropado, tener una mano tendida en la que agarrarte en la dificultad.  No falta la mano tendida de Jesús, he conocido jóvenes que empezaron haciendo una caminata y que terminaron peregrinando. Porque descubrieron al Otro, el gran peregrino, a Jesús, que nos acompaña como con los discípulos de Emaús.

La peregrinación deja espacios al silencio y así, ya que también hay que caminar en soledad, nos permite una mirada a nuestro interior, para poder ver que bulle en el corazón y pedir al Señor que nos oriente en la vida, que nos ayude a organizar ese desorden interior, que, a veces, está como nuestra habitación…

Si te animas a venir hasta Javier, pide, antes de montarte en el bus, que el Señor te conceda un corazón de peregrino.

P. Óscar Azcona, delegado de misiones de la Diócesis de Pamplona

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