La firma de Luma: El hilo invisible
- On 18 de mayo de 2023
Hoy me gustaría compartir sobre un hilo transparente. Es un hilo invisible, pero que conecta. Para ello, voy a poneros en contexto.
Recuerdo septiembre de 2018, a la vuelta de mi tercera experiencia de misión en Honduras. Tuve un sueño. Fue uno de esos que parece realidad. Soñé que podía irme a pasar el fin de semana a Honduras, que había un vuelo que iba el viernes y volvía el domingo. El tiempo se comprimía de alguna manera extraña para estar con mi gente allí, ¡un finde! Estaba tan empapada de la experiencia (cada vez más), que la misión en Honduras había conquistado mi cabeza y mi corazón.
Desde mi primera experiencia en 2016, no he dejado de volver cada verano. Los primeros años no me cuestionaba nada, simplemente sabía que debía volver. Estaba apasionada por aquella tierra y aquel pueblo. Estaba entregada, sentía ese fuego interno que solo se siente en la misión. Al tiempo descubrí que era Dios el que me contagiaba un poco de su pasión por aquel pueblo hondureño.
Pero pasaron los años, y empezaba a cuestionarme ¿por qué vuelvo cada año? ¿qué más nos podemos aportar? ¿de qué sirve ir cada verano si durante el año no estoy ahí y poco puedo compartir con ellos? Parecía que todo empezara a desmoronarse…pero entonces llegó el verano de 2019, y aún con muchas dudas sobre “para qué”, confié y fui. En esa cuarta experiencia, obtuve respuestas a varias preguntas. Nació la Asociación LUMA, que nos regaló la oportunidad de conectar Honduras con España durante todo el año.
A partir de ese momento, me di cuenta de algo que ya sabía, y es que la dimensión espacial no tiene tanta relevancia. Las personas tenemos la capacidad de conectar a miles de kilómetros de distancia. Conectar a través del amor, la caridad, la aceptación, la acogida, la escucha, la confianza, la fe. Y tantas más…
Personalmente, esta vivencia me ayudó a profundizar en el misterio de la hermandad, en esa idea que tantas veces escuchamos sobre que todos somos hermanos y hermanas. Es totalmente cierto, solo hay que acoger de todo corazón este misterio. Las personas no están tan lejos si no queremos que lo estén. El otro está todo lo cerca de mí que yo quiera. Poder acercarme y ayudar a una persona que se encuentre en una situación de dificultad depende de mí, pero es que poder acercarme a compartir la alegría de la vida con el otro también depende de mí.
Ojalá que tantas barreras que hemos puesto (muchas también invisibles) se destruyan. Todo el mundo se merece vivir una verdadera experiencia como hermano o hermana. Dios nunca nos llama a estar solos, sino siempre a compartir para que Él pueda multiplicar.
Ojalá pudiera pasar cualquier finde con mis hermanos hondureños y con tantos otros repartidos en otros lugares del mundo. Soy una apasionada de la humanidad. Y es que en la misión he descubierto una cosa, el amor al otro crece exponencialmente cuanto más quieres abrirte, acoger y acercarte al que es diferente, o está lejos, o no entiendes, … Ahí está el misterio.
Y tú, ¿cuántos hilos invisibles tienes en tu vida? ¿hacen buena conexión?