¡Jóvenes, déjense «cautivar por su rostro desgastado»!
- On 23 de mayo de 2023
La Iglesia en España celebró el pasado 14 de mayo la Pascua del Enfermo. Con esta celebración concluyó la Campaña que se inició el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, con la Jornada del Enfermo a nivel mundial. El lema de este año es «Déjate cautivar por su rostro desgastado», que pone el foco en el cuidado de los mayores.
Este lema encabeza el mensaje que los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social han hecho público para este día, en el que manifiestan que es «particularmente necesario y urgente no abandonar a quienes añaden a la enfermedad el peso de los años». Por ello, explican «en la Campaña del Enfermo de este año 2023, hemos querido poner el acento en la importancia del cuidado de los mayores y nos proponemos de nuevo “dejarnos cautivar por su rostro desgastado”».
Los obispos recomiendan leer el documento de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, “La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones” que «nos será de gran ayuda para fomentar esa mirada, que nos permite descubrir el valor de la vejez y promover una actitud de estima hacia los mayores; nos hará más sensibles ante los particulares retos que se les presentan: la soledad no deseada ni buscada, la merma de sus facultades, la dependencia respecto de los demás, etc.; nos ayudará a descubrir que no sólo son objeto de la actividad pastoral, sino, también, miembros activos, imprescindibles, en la tarea de evangelización, que pueden tener un papel educativo esencial en la transmisión de la fe, en la memoria de las raíces, en el testimonio de la oración; nos servirá para cuidar la espiritualidad de los ancianos, su necesidad de intimidad con Cristo y de compartir su fe, como una tarea de caridad en la Iglesia; y, en fin, nos enseñará a acompañarlos y dejarnos acompañar por ellos».
También señalan que «es hora de actuar» para que «los que avanzan en años puedan envejecer con dignidad, sin temor de ser rechazados y de no contar para nadie». Por eso proponen propiciar en los contextos eclesiales una actitud de mayor escucha, cuidado y discernimiento sobre sus necesidades. Y hacer una reflexión «cuidadosa, clarividente y honesta sobre cómo la sociedad contemporánea debería acercarse a la población de edad avanzada». Teniendo en cuenta que «más que estrategias, se necesitan relaciones humanas de las que surjan redes de colaboración y solidaridad entre diócesis, parroquias, comunidades laicas, asociaciones y familias».